El Reino Unido fortalecerá los controles en Internet y en los videojuegos para proteger a los niños de contenidos violentos o explícitamente sexuales. Por el momento es tan sólo un proyecto, fruto de un estudio encargado por el primer ministro británico, Gordon Brown, apenas desembarcó en el cargo.
En una iniciativa muy del rigorismo moral que le caracteriza, Brown le encargó el informe a Tanya Byron, una psicóloga infantil célebre por interpretar una especie de 'Supernanny' en la televisión británica.
Byron ha investigado durante meses el estado de la cuestión y su estudio no arroja conclusiones demasiado sorprendentes. Viene a decir que los padres no tienen herramientas para controlar lo que ven sus hijos en Internet y que el Gobierno debe poner manos a la obra para proporcionárselas.
Entre las medidas que propone el informe, está por ejemplo que el Estado forme a los padres sobre cómo instalar filtros que bloqueen páginas con contenidos inadecuados. La tecnología existe, pero según Byron no la conoce el gran público y tampoco se ha desarrollado lo suficiente.
'Inmigrantes en Internet'
El documento repara también en los videojuegos y considera insuficiente la clasificación actual, que divide los productos en sólo dos clases: los aptos para todos los públicos y los apropiados sólo para mayores de 18 años. Esto debe cambiar, según Byron, y dar paso a una clasificación mucho más matizada, con varias categorías y con una descripción detallada del contenido del juego en cuestión.
Por otra parte, el informe llama la atención sobre un problema de puro sentido común: los hijos se mueven con mucha más soltura por Internet que sus propios padres. En una expresión muy gráfica, Byron dice que los progenitores son "inmigrantes en Internet", mientras que sus pequeños actúan como "nativos", lo que hace aún más complicado ponerle puertas al campo de la red de redes.
Los filtros no son la única solución que propone el informe, que advierte de la necesidad de establecer códigos deontológicos para redes sociales como Facebook, MySpace o Bebo. Las normas deberían incluir cláusulas que protejan la intimidad y que adviertan de posibles contenidos dañinos.
Este tipo de redes han estado en el epicentro de la polémica en los últimos meses en el Reino Unido, al hilo de los suicidios en cadena de varios adolescentes en el pueblo galés de Bridgend. Tal vez por ello, el informe de Byron repara también en este triste asunto pidiendo un retoque en el Código Penal que declare ilegal asistir al suicidio por Internet.
"Es irónico", dice la autora del informe, "pero la preocupación de los padres por el riesgo y la seguridad de sus hijos en las calles han llevado a crear una generación de niños que viven de puertas adentro, donde se puede decir que están expuestos a una nueva gama de riesgos y de peligros".
Una impresión reforzada por un informe de Naciones Unidas, publicado hace menos de un mes, que dice que el Reino Unido es el país desarrollado donde los niños pasan por más problemas durante su infancia.
El informe de Byron no es vinculante y sus propuestas tendrán que pasar un duro proceso en las dos cámaras del Parlamento, lo que hace dudoso que se aprueben a lo largo de la presente legislatura, que podría concluir en mayo del año que viene.
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